En la década de los sesenta, siendo
un adolescente, tuve la oportunidad de conocer al connotado abogado Alejandro
Rivera Hernández, cuyos libros Los
filtros del diablo y Un toque de suspenso leí con verdadera
fruición. Este último me motivó tanto que hice llegar un pequeño comentario a
su autor, quien me honró enviándome una carta muy estimulante.
lunes, 29 de julio de 2013
lunes, 1 de julio de 2013
¿EXISTE LA IRREVERSIBILIDAD EN POLÍTICA?
Días atrás escuché a un dirigente magisterial
decir que con el triunfo de Nicolás Maduro en las elecciones del pasado 14 de
abril el proceso iniciado por Hugo Chávez Frías se volvía “irreversible”. De
ninguna manera cuestiono la alegría del maestro -¡es su legítimo derecho!-,
sino que lo que pongo en duda es el carácter de irreversibilidad que le concede
al proceso político venezolano.
Las
palabras del compatriota me retrotrajeron de inmediato a situaciones que se han
vivido en el pasado. Siendo muy joven me tocó asistir al V Congreso
Latinoamericano de Estudiantes (V CLAE) que se realizó en Santiago de Chile, en
mayo de 1973. No hace falta decir que el país austral vivía en esos momentos
circunstancias históricas muy difíciles que enfrentaban al gobierno de la
Unidad Popular, encabezado por el doctor Salvador Allende, contra una derecha
agresiva que se oponía, a sangre y fuego, a las transformaciones que estaba
impulsando el humanista mandatario.
jueves, 25 de abril de 2013
EL ÁGUILA Y LA GALLINA EN EL QUIJOTE (A PROPÓSITO DEL DÍA DEL IDIOMA NACIONAL)
En su
pequeño pero profundo libro El águila y
la gallina, el teólogo brasileño Leonardo Boof hace una serie de
reflexiones sobre la vida y su sentido, apoyándose en un relato que contaba el
líder ghanés James Aggrey para motivar a su pueblo en la lucha contra el
colonialismo.
martes, 5 de marzo de 2013
UNA TARJETA ROJA CONTRA EL RACISMO
En un reciente juego celebrado en Guatemala
entre los equipos Heredia y Universidad de San Carlos, un militante de este
último equipo, el hondureño Milton “Tyson” Núñez, fue víctima, una vez más, de
un sector del público que desde las graderías le gritaba “mono”, llegando a tal
grado de exasperación el veterano futbolista que al minuto 26 del segundo
tiempo lanzó su camiseta a la gramilla, repitiendo tal acción al minuto 77, lo
que provocó su expulsión de la cancha.
Curiosamente el árbitro no
consignó en su acta nada que hiciera alusión a los gritos racistas proferidos
contra el catracho.
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