viernes, 27 de septiembre de 2013

DESFILES Y CIVISMO

Siendo un adolescente de catorce años  participé en un movimiento que se gestó en la Escuela Normal de Varones contra la celebración de las fiestas patrias a través de los tradicionales desfiles.

Nuestros argumentos, entonces, eran contundentes: no hay nada que celebrar porque el nuestro  es un país dependiente, los desfiles son más bien una competencia en la que siempre ganan los colegios de los ricos y lo mejor es la realización de otro tipo de actividades como foros, conferencias, concursos de oratoria y divulgación de artículos a través de murales o periódicos estudiantiles.