El asesinato de veinte niños y siete adultos en
una escuela primaria de Conneticut, al noreste de Estados Unidos, ha provocado
profunda conmoción en el alma de la humanidad. No es la primera vez que ocurren
tragedias de esta naturaleza en centros educativos norteamericanos, pero esta
última supera a las anteriores por sus desproporcionadas dimensiones.